7 de mayo de 2007

yudith castellanos


LOS COLEOPTEROS
El Orden de los coleópteros (escarabajos en la jerga común) está formado por más de 350.000 especies descriptas por la ciencia. En los últimos años se ha estimado que deben existir al menos un millón de especies.

Las especies que componen este Orden de insectos muestran una extraordinaria capacidad de adaptación, por lo que ocupan los más diversos ambientes del planeta. Pueden habitar en prácticamente todos los espacios vitales posibles: en la tierra, en la arena, en ciénagas, en desiertos extremadamente cálidos y secos, en cumbres nevadas. Proliferan en los árboles, en el exterior y en el interior de las plantas, en el agua dulce, desde pantanos cenagosos hasta cursos rápidos y cascadas. También existen especies parásitas. Sin embargo, a diferencia de las especies de otro gran grupo —el de las hormigas, avispas y abejas— sólo unas pocas han sido capaces de organizarse para tener una cierta forma de vida social, muy rudimentaria en comparación.
La característica distintiva del grupo, de la cual surge el nombre que lo identifica, es que el par de alas anteriores se ha transformado en unas cubiertas resistentes e impermeables que reciben el nombre de élitros. Los élitros cubren las alas posteriores, utilizadas para el vuelo, delicadas e imprescindibles para la supervivencia y propagación. También es muy importante la protección que dan al abdomen, que suele ser la parte más blanda y sensible del cuerpo. Como su exoesqueleto es más resistente que la mayoría de los otros insectos, los escarabajos pueden cavar, penetrar en suelos duros, caer de alturas importantes y soportar golpes y aplastamientos sin sufrir en absoluto. No sólo resultan menos vulnerables frente a sus enemigos sino que, gracias a sus corazas naturales, resisten mucho mejor la deshidratación en ambientes secos.
Los escarabajos tienen una amplia variedad de formas de alimentación. Gracias a su aparato bucal, de tipo masticador, los escarabajos son capaces de comer alimentos sólidos, abundantes en la naturaleza. Pueden alimentarse de plantas de todo tipo, hongos, algas, otros insectos, animales (vivos y también de sus cadáveres), tierra, excrementos y materias en descomposición. También pueden beber líquidos, aunque lo hacen como complemento. Existen unas pocas especies que toman, como elemento importante en su dieta, el néctar, la savia u otros jugos vegetales. Sin embargo, la mayoría de los coleópteros son masticadores de alimentos sólidos.

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